7 sept 2008

Debris I

No tenía ánimos para hacer nada. Aunque no hacer nada es algo muy difícil. Como mínimo se está uno sentado, o de pie, o apoyado en una pared. Todo es algo. Por no mencionar el respirar, el pensar, el ver, el recordar, el sentir...

No, no tenía ánimos para nada, o quizás solamente para caminar y compadecerme. Caía una lluvia que, en otras circunstancias, me habría agradado, pero que, en las que me encontraba, me molestaba como cualquier otra cosa a mi alrededor. No había casi nadie por las calles y anduve sin rumbo durante una hora. Quise sentarme en un banco, pero estaba mojado y seguí adelante hasta llegar frente al cementerio, donde me quedé pensativo anhelando, quizás, una estancia próxima en sus aposentos.

Y unos murmullos me sacaron de mis reflexiones, había un entierro en ese momento.